Sin histeria, sin pánico... sin bomba
Algunos viajeros pensaron que setrataba de simulacro; el piloto no informó lo que pasaba
Alberto Morales y Francisco Gómez
El Universal
Jueves 10 de septiembre de 2009
política@eluniversal.com.mx
Sin armas, sin amenazas, sin histeria, pero sí con una Biblia en la mano, el pastor de origen boliviano Josmar Flores Pereyra tuvo en vilo a los aparatos de la seguridad nacional en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, más que a los 104 pasajeros del vuelo 567 de Aeroméxico, incluso algunos sólo se enteraron del “secuestro” de la aeronave por llamadas de sus familiares y amigos.
Procedentes de Cancún, Quintana Roo, los viajeros tuvieron un vuelo tranquilo, pero al aterrizar vivieron momentos de tensión cuando fueron rodeados por patrullas y elementos de la Policía Federal, l Armada y el Ejército.
“Pensé que era un simulacro, pues el piloto nos informó que no nos alarmáramos, que era un procedimiento de seguridad y tardaríamos unos minutos más en el avión antes de bajar a tierra”, comentó Rocío García, quien con su esposo José Antonio Robles regresaban de vacacionar por siete días por las playas de esa zona del Caribe mexicano.
“No nos percatamos de nada, sino hasta que llegó la policía y pensamos que venía alguien importante en el avión y lo iban a escoltar”, dijo la mujer.
La canadiense Andrea Widdicomb apenas y tuvo tiempo de avisarle a su amigo Víctor Márquez, por medio de la red social Facebook, que su avión había sido secuestrado. “Lo hice porque me sentía atrapada”.
Terry Jackson, de Atlanta, viajó a cinco filas del presunto aerosecuestrador y ella se percató de que el pastor iba solo, en la última fila, pero inquieto, pues en más de cinco ocasiones revisó un portafolio color negro que traía en el portaequipaje y llevaba siempre una Biblia bajo el brazo.
“Lo único raro fue que alzó los brazos y comenzó a orar, para sí mismo y con los ojos cerrados”, agregó la joven.
Según su testimonio, el pastor viajaba en la parte trasera de la aeronave, vestía jens azules, camiseta blanca y usaba anillos y cadenas de oro. “Se veía que le va bien”, comentó, Jackson.
Tensión
Doce minutos antes de aterrizar el piloto, él activó la señal de alarma. Los pasajeros no lo supieron simplemente, notaron un aterrizaje rápido y brusco.
“Nos dijeron primero que era situación de emergencia, que permaneciéramos en nuestros lugares. Nos imaginábamos que quizá era una llanta, pero cuando llegaron las patrullas y vimos unos perros pensamos que era un problema de drogas, pero mi preocupación comenzó cuando el capitán dijo: ‘Ya estamos negociando’”, señaló uno de los pasajeros que se negó a proporcionar su nombre.
En medio del murmullo de los pasajeros, de pronto se escuchó la voz del piloto que dijo que los niños y mujeres pasaran al frente de la aeronave. Comenzó el descenso, en ese primer grupo estaba la arquitecta Marisa López García con dos meses de embarazo y un menor de 10 años.
El segundo grupo, unos 10 hombres, esperaban bajar, pero no pudieron hacerlo porque la Policía Federal, que tenía ya el control del avión, se los impidió. Entre ellos estaban Francisco Muñiz, quien fue detenido y conducido a un camión blindado, al igual que el diputado federal del PT, Hernán Villatoro, cuyo partido asegura que fue vejado por las autoriades y demanda una disculpa pública del titular de Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna o interpondrán una denuncia penal en contra de quienes resulten responsables.
Así vinieron las horas de espera, no poder usar los celulares por orden la Policía Federal y comenzaron interrogatorios, para conocer los detalles del secuestro que ocurrió sin armas, sin amenazas, sin histeria.
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