Alberto Morales
El Universal
Domingo 01 de abril de 2007
Es una fortaleza de concreto y hierro. Para entrar hay que pasar tres aduanas, someterse a las duras miradas de los custodios y a los gestos de fastidio de miles de internos.
Aquí, en el Reclusorio Sur de la ciudad de México, donde los presos denuncian que la droga se compra "como si fueran pepitas", ayer hubo un sui géneris partido de futbol americano.
Capitaneados por Jorge Emilio González Torres, diputado federal del PVEM, Los Osos llegaron a este centro penitenciario a bordo de camiones de turismo, Suburban, Land Rover y BMW, con uniformes y equipo nuevos, algunos con cabelleras rubias y brillantes tenis.
Adentro de esos muros de concreto, Los Espartanos ya los esperaban con expectación en el gimnasio del reclusorio. Su capitán, Israel Méndez, un joven moreno de complexión delgada, comentó, con cierta euforia, la que provocaba el encuentro deportivo: "Me siento feliz de poder jugar con el Niño Verde, no lo conozco, nomás en la tele y en el periódico, pero en el campo vamos a ver de a cómo nos toca".
A diferencia del equipo del diputado federal -que organizó hace dos o tres meses-, el uniforme de Los Espartanos estaba desgarrado, mal oliente, como si con ellos hubieran enfrentado cientos de batallas.
Algunos jugadores ni siquiera contaban con tenis adecuados para practicar este deporte, no usaban protectores para amortiguar los golpes. Pero a falta de recursos, el ánimo y el entusiasmo mitigaban cualquiera de estas carencias.
"Cuando juego me siento otro, me sirve para pensar de manera positiva", explica el capitán Méndez, antes de arrancar el juego. Con el sol cayendo a plomo a pesar de que apenas eran las 11 y media de la mañana, dio inicio el encuentro.
Los de casa vestían de color blanco, sus rivales de negro.
Y así, como en la Cámara de Diputados, la marrullería, los golpes, las zancadillas, las tacleadas y los jaloneos aparecieron en lo que se suponía fue un encuentro amistoso. "¡Vamos equipo! ¡Contra el 16!", gritaban Los Espartanos que traían en la mira al Niño Verde, que jugó como mariscal de campo.
Novato entre esos guerreros del emparrillado, en más de tres ocasiones los internos del Reclusorio Sur hicieron "morder el polvo" al político ecologista.
Y en las gradas también se libró otra batalla. La de las porras.
"¡Niño Verde, saca a mi angelito!", gritaba la madre de Israel Méndez, quien prefirió no dar su nombre, al ver en el polvoriento campo al diputado federal del PVEM.
"¡Osos, no sean cabrones! ¡Montoneros! ¡Suelten a mi marido!", demanda otra mujer desde la parte más alta de la tribuna, al ver cómo su esposo era tacleado con rudeza.
Ahí, observaba nervioso el juego Jorge Emilio González Torres, fundador del PVEM y padre de Jorge Emilio. Junto a él, el senador Manuel Velasco y los diputados federales Francisco Elizondo Garrido y Xavier López Adame.
También llegó el director de Prevención y Readaptación Social, Hazael Ruiz Ortega, a quien le habían preparado su camiseta y equipo de juego.
Pero se negó a jugar con los presos. Al final, el encuentro mostró las marcadas diferencias entres ambos equipos.
Marcador: Los Espartanos 6 puntos, Los Osos 30, equipo que vivió su mejor momento cuando el mariscal de campo González Martínez salió del terreno de juego y sus experimentados jugadores, barrieron a los de casa.
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2 comentarios:
Felicidades. Nuevamente una crónica de pelos!!
me siento orgullo de mi uniforme..
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